Comerciantes y residentes claman por una intervención urgente del Ayuntamiento y el Ministerio de Turismo y habilitar contenedores.
Por Brita Feliz
SANTO DOMINGO, DN. – Caminar por las aceras del cruce entre la avenida 30 de Marzo y la Francisco Henriquez y Carvajal, de la avenida 27 de Febrero, se ha convertido en un acto de fe y equilibrio. Lejos de ofrecer un paso peatonal digno, las aceras se encuentran en un estado de «putrefacción», con pavimento deshecho, escombros y obstáculos que obligan a los transeúntes a invadir la calzada, poniendo en riesgo su integridad física.
Esta crítica situación contrasta con los objetivos anunciados por el gobierno central de rescatar los espacios públicos. El desafío de proveer una vía peatonal segura, libre de basura y en buen estado, recae directamente sobre el Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) y el Ministerio de Turismo, entidades que han manifestado su compromiso con la mejora de la ciudad.

“Es una ruina. Uno viene con niños o personas mayores y es un suplicio. Tienes que bajar a la calle con el peligro que eso conlleva”, relata María González, una vecina que diariamente transita por la zona para realizar sus compras.
Sin embargo, el problema no se limita al deterioro físico. Comerciantes establecidos en los alrededores han elevado su voz de alarma ante la creciente inseguridad que afecta estos predios. Denuncian que la falta de vigilancia y mantenimiento ha convertido el área en un foco de actividades delictivas y en un refugio para personas en situación de indigencia y adictos a sustancias controladas.

“Lamentablemente, la inseguridad ya es parte de este paisaje. Vemos constantemente a personas bajo los efectos de drogas, lo que genera temor en nuestros clientes y en nosotros mismos. Hemos solicitado intervención a las autoridades, pero la situación persiste”, expresó anónimamente el dueño de un colmado de la zona, quien teme represalias.

Los comerciantes hacen un llamado urgente tanto al ADN para que proceda con la rehabilitación de las aceras y la recogida de basura, como a la Policía Nacional para que incremente los operativos de vigilancia y disuada la delincuencia.
La presencia constante de adictos no solo ahuyenta a clientes potenciales, sino que también representa un riesgo para la seguridad de las familias y los peatones que circulan por el lugar, especialmente durante las noches.
Este caso pone en evidencia la brecha que existe entre los objetivos declarados de embellecimiento y seguridad ciudadana y la realidad que se vive en varias calles de la capital. Mientras las autoridades competentes no actúen de manera coordinada y decisiva, los ciudadanos de esta zona seguirán viendo vulnerado su derecho a transitar con dignidad y seguridad por su propia ciudad.
Este artículo fue elaborado con base en una investigación ciudadana y denuncias de afectados directos. Prensa Libre RD continúa monitoreando la situación y actualizará la información al recibir las posturas oficiales.