Juan Matos | x: @juanmatos
Juan Pablo Duarte, padre de la Patria de la República Dominicana, nació un 26 de enero de 1813. Contaba con una sólida formación intelectual, de niño recibió clases sobre teneduría de libros y en su adolescencia, bajo la tutoría del doctor Juan Vicente Moscoso, considerado uno de los profesores más sabios de la época, estudió filosofía y derecho romano. Roberto Cassá, en su obra Duarte y la independencia nacional, reseña su gran amor por la lectura y su avidez por el conocimiento.
Duarte provenía de una familia económicamente acomodada para la época. Su padre, Juan José Duarte, era un comerciante de origen español que manejaba un próspero negocio en Santo Domingo como proveedor de artículos para barcos. La estabilidad económica de la familia le permitió recibir una educación privada de alta calidad y viajar al extranjero a estudiar, algo que no estaba al alcance de la mayoría de los dominicanos de esa época.
Durante la ocupación haitiana (1822-1844), las oportunidades de educación en Santo Domingo eran muy limitadas. La Universidad Santo Tomás de Aquino (antecesora de la Universidad Autónoma de Santo Domingo) había cerrado en 1823, y no existían instituciones educativas avanzadas que ofrecieran una educación integral de calidad. El padre de Juan Pablo Duarte quería que este tuviera acceso a una educación más sólida, que incluyera filosofía, derecho, ciencias políticas, idiomas y otros campos que no estaban disponibles localmente, Los Apuntes de Rosa Duarte, su hermana, lo confirman.
Por otra parte, enviar a Juan Pablo al extranjero a sus 16 años, en 1828, era una inversión en su futuro, ya que recibir una educación europea no solo lo formaría intelectualmente, sino que también le daría herramientas para liderar el negocio familiar o establecer una carrera distinguida. Sus padres lo sabían.
Entre 1828 y 1833, Duarte viajó por Europa y Estados Unidos, donde obtuvo conocimientos multidisciplinarios: En España estudió filosofía y humanidades, derecho romano y constitucional, geografía y también idiomas; en Francia estudió ciencias políticas, republicanismo, artes y cultura; en Inglaterra estudió el sistema parlamentario, economía y comercio; en Italia literatura clásica e historia; y en Nueva York perfeccionó su inglés. Además del español, dominaba el francés, italiano y latín. Además, practicaba esgrima, tocaba la flauta y la guitarra.
En la República Dominicana, Duarte recibió una formación sólida, estudiando materias como matemáticas y dibujo. Además, fue instruido por el Prof. Juan Vicente Moscoso, apodado el ‘Sócrates Dominicano’, en latín, filosofía e historia. Exrector de la Universidad Santo Tomás de Aquino en 1818, Moscoso se convirtió en profesor independiente tras el cierre de la institución por las autoridades haitianas en 1823.
La formación intelectual de Duarte pudo convertirle en una figura influyente y próspera en diversos campos:
Pudo ser un abogado y jurista destacado: Duarte estudió Derecho y Filosofía, lo que lo capacitaba para ejercer como abogado o jurista. Con su conocimiento del Derecho Romano y las ciencias políticas, podría haber asesorado a importantes instituciones o personas, participando en la redacción de marcos legales que hubieran generado honorarios significativos.
Pudo ser empresario y comerciante internacional: Su experiencia en Europa y Estados Unidos le permitió comprender dinámicas económicas globales. Podría haberse dedicado al comercio de bienes, importando productos de lujo europeos o exportando recursos caribeños, como el tabaco o el azúcar, que eran altamente demandados en el mercado internacional.
Pudo ser diplomático o funcionario público internacional: Duarte dominaba el español, inglés, francés, italiano y latín, además, conocía en profundidad las relaciones internacionales. Esto lo hacía ideal para representar a su país en negociaciones comerciales o políticas, recibiendo ingresos tanto por su salario como por alianzas estratégicas.
Pudo ser escritor, educador o filósofo: Con su pasión por la educación y las letras, Duarte pudo haberse dedicado a la escritura de tratados políticos o filosóficos, libros educativos o novelas. Además, podía ser catedrático en universidades internacionales, transmitiendo sus conocimientos y obteniendo ingresos.
Pudo ser inversor y administrador: Su capacidad de análisis y pensamiento estratégico lo convertía en un candidato ideal para invertir en bienes raíces, agricultura o infraestructura. Podría haber adquirido tierras, desarrollado plantaciones o participado en la construcción de ferrocarriles, lo que le generaría riquezas sostenibles.
Pudo ser banquero o financiero: Duarte tenía una sólida comprensión de la economía y las finanzas, gracias a sus estudios y vivencias. Esto le daba la capacidad de fundar o dirigir instituciones bancarias o financieras, siendo pionero en el desarrollo de modelos económicos en la región.
Pudo ser ingeniero militar o estratega: Su conocimiento de historia, geografía y política, combinado con su experiencia en organizaciones como La Trinitaria, le daba aptitudes para diseñar estrategias militares y desarrollar fortificaciones, algo valioso en el contexto de un Caribe lleno de conflictos internacionales.
Pudo ser el líder de los negocios familiares: Duarte tenía todo el potencial para asumir el negocio de su padre, escalando y diversificando sus operaciones, quizás incluso podía desarrollar uno de los principales imperios comerciales del Caribe.
Sin embargo, Juan Pablo Duarte prefirió poner su talento y preparación al servicio de la Independencia Nacional de 1844, sacrificando su patrimonio personal y renunciando a las oportunidades de generar riqueza material y grandeza profesional. Esto fue, sin lugar a duda, una demostración inmensa de altruismo y de su compromiso con los ideales patrios. Si hubiera priorizado su desarrollo profesional y económico, indudablemente habría podido ser todo lo que no fue.
